07 agosto 2007

Abolir la carne no es abolir el especismo

Querer abolir la carne puede parecer locamente ambicioso. Y el primer obstáculo es precisamente éste: hacer creíble el hecho de que la carne se pueda abolir, pues dado el número colosal de individuos concernidos será un acontecimiento considerable.

Pero al mismo tiempo es un objetivo bastante modesto porque está claro que la carne no es la causa de toda vida o muerte miserable en este planeta. Hasta es una fuente de placer para muchos –humanos o no– cuya vida puede ser miserable por otro lado.

Es modesto también porque abolir la carne no es abolir el especismo: podemos pensar que es inaceptable lo que los humanos hacen aguantar a los animales para comerlos pero seguir pensando que lo que siente un animal cuenta menos de lo que siente un humano.

Así, lo lamentemos o no, la abolición de la carne no exige de la gente que cuestione radicalmente el lugar de los humanos entre los seres vivos, aún menos que cambie totalmente su visión del mundo y de lo que debe ser la sociedad. Ésta es una de las razones que hacen alcanzable esta abolición en el mundo tal como es.

Pero está claro también que debatir sobre la abolición de la carne es hablar de la importancia que dar a los intereses de los diversos individuos concernidos, humanos o no, y que la resistencia frente a esta abolición será tanto ideológica como económica.

Sin embargo abolir la carne no es abolir todas las ideas y prácticas especistas.

Erik Marcus, en su libro «Meat Market(1)», establece el paralelo con la abolición de la esclavitud:
« Los esfuerzos para desmantelar la industria de la cría de animales serán sin duda comparados con el movimiento de abolición de la esclavitud del siglo XIX. [...] ambos movimientos son idénticos en un aspecto: ninguno de los dos procura alcanzar la perfección. Después de la Guerra de Secesión, los negros americanos han seguido sufriendo segregación y discriminación [...]. La dirección del movimiento abolicionista seguramente hubiera podido prever buena parte de esta opresión post-abolición. ¿Por qué entonces era tan limitado su programa? No es la pereza o la complacencia la que explica los límites del programa abolicionista. Aquellos límites eran en realidad la piedra angular de una brillante estrategia. En aquella época, la esclavitud era el mayor daño infligido a los negros por los blancos. [...]

El gran éxito de la idea de abolición fue reconocer que, fueran lo que fueran vuestras opiniones sobre la cuestión de la raza, no necesitabais ser muy progresistas para considerar la esclavitud como una abominación. [...] Muchos de los que lucharon y murieron para abolir la esclavitud tenían ideas que se juzgarían hoy como racistas. Pero para sostener la abolición la gente no tenía que adherirse a la idea de igualdad entre razas. Los abolicionistas sólo pedían que los norteamericanos reconocieran la esclavitud como un mal horroroso y actuaran para acabar con él. Una vez abolida la esclavitud no era sino cuestión de tiempo para que se denunciara y luchara contra formas más sutiles de opresión.»

Antoine Comiti

(1) En este libro en inglés publicado en 2005, el animador del sitio www.vegan.com explica por qué piensa que no es posible reformar seriamente los métodos de cría de animales, y llama a desarrollar un movimiento por el "desmantelamiento de la cría de animales" ("dismantlement of animal agriculture").

(traducido del francés por Lise Defrance)

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